jueves, 9 de junio de 2011

Los Borrachos

El triunfo de Baco, más conocido como Los Borrachos, es un cuadro pintado por Diego Velázquez en el año 1628 hasta el 1629 y actualmente se puede ver en el Museo del Prado de Madrid desde el año 1819.Se pintó poco después de la llegada del pintor a Madrid procedente de Sevilla.En la capital Velázquez pudo contemplar la colección de pintura italiana del rey y quedar impresionado por los cuadros de desnudo que tenía la colección así como por los del tema mitológico.
El cuadro describe una escena donde aparece el dios Baco que corona con hojas de hiedra, a uno de los siete borrachos que lo rodean.Podría tratarse de un poeta inspirado por el vino.Otro personaje semi - mitológico observa la coronación mientras que algunos de los personajes que acompañan al dios miran al espectador mientras sonríen.
En ella se representa a Baco como el dios que premia o regala a los hombres el vino el cual libera de forma temporal a los hombres de sus problemas.En la literatura barroca, Baco era considerado como la liberación del hombre frente a su esclavitud de la vida diaria pero también puede que Velázquez realizara una parodia de dicha alegoría, por considerarla mediocre.
El dios esta metido en la obra como una persona más dentro de la pequeña celebración que se representa pero proporcionándole una piel más clara que a los demás para reconocerlo con mayor facilidad.
La escena puede dividirse en dos mitades.Una es la de la izquierda, con la figura de Baco, que está muy iluminada y está cercana al estilo italiano inspirado en Caravaggio.Destaca la idealización en el rostro del dios, la luz clara que lo ilumina y el estilo más bien clasicista.La parte de la derecha, en cambio, presenta a unos borrachines, hombres de la calle que nos invitan a participar en su fiesta, con un aire muy español similar a Ribera.No hay en ellos ninguna idealización, sino que presentan rostros viejos y desgastados. Tampoco se mantiene en este lado la clara luz que ilumina a Baco, sino que estas figuras están sumidas en un claroscuro bastante claro y es que además, lo trata con una pincelada más impresionista.
En esta obra, Velázquez introduce un aspecto profano en un asunto mitológico, en una tendencia que cultivará aún más en los siguientes años.
Hay varios elementos que dan naturalismo a la obra como son la botella y el jarro que aparecen en el suelo junto a los pies del dios, o el realismo que presenta el cuerpo de este.Jugando con los brillos consigue dar relieve y texturas a la botella y al jarro creando un parecido con el bodegón.Estas jarras son muy similares a las que aparecen en cuadros pintados por Velázquez durante su etapa sevillana.

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