En 1629, Bernini fue nombrado arquitecto de la basílica de San Pedro por el papa Urbano VIII.Desde ese momento hasta su muerte, Bernini trabajó sin parar para los sumos pontífices, salvo un cierto tiempo, porque durante el pontificado de Inocencio X, prefirió a otros artistas y le encargó pocas obras.De sus realizaciones para San Pedro destacan el gran Baldaquino sobre el altar mayor y el grupo escultórico de los Padres de la Iglesia que, observado a través de las columnas del Baldaquino, ofrece efectos de una gran fuerza teatral.
Bernini trabajó también para mecenas privados, y fruto de esa colaboración es la obra quizá más representativa de su estilo escultórico, el Éxtasis de Santa Teresa.Resulta difícil concebir una mayor intensidad dramática y una mayor fuerza dinámica en una realización de pequeñas dimensiones ejecutada mediante un tratamiento exquisito del mármol.Por su condición de elemento para la decoración de una capilla y sus magníficos efectos de la técnica del claroscuro, se considera esta obra como una de las más grandes entre los tres artes mayores, arquitectura, escultura y pintura, y por ello ha quedado como modelo incomparable de la escultura barroca.
Con sus hermosos edificios barrocos, Bernini colaboró como nadie en la renovación urbanística de Roma, a la cual aporto así mismo multitud de estatuas y algunas fuentes monumentales que todavía contribuyen en la actualidad a la belleza de la urbe.La que le encargó Inocencio X para decorar la piazza Navona, llamada Fuente de los cuatro ríos, es la más espectacular de estas realizaciones.Bernini ya era pintor por afición y sus obras se conservan hoy en los museos más reputados por su gran calidad, lo mismo que sus dibujos, que figuran en las mejores colecciones del mundo.
Finalmente Gian Lorenzo Bernini murió en la capital italiana de Roma el día 28 de noviembre de 1680.
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